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sábado, 2 de abril de 2011

Blow Out (1981) Brian De Palma

Intriga de Brian De Palma que bebe de un sinnúmero de obras de similar planteamiento paranoico-conspiratorio como “La conversación” (F.F. Coppola) “Blow up” (Antonioni) o “The palallax view” (Pakula) sin prescindir, claro está, de los usuales guiños a su idolatrado Alfred Hitchcock.

John Travolta, en la que a mi parecer es la mejor actuación de su carrera, da vida a un huraño sonorizador de películas de bajo presupuesto, testigo ocular de un accidente automovilístico en el que pierde la vida un célebre candidato presidencial. Basándose en las cintas de audio que pudo tomar esa noche, iniciará un estudio obsesivo del incidente, lo que le llevara a concluir que el extraño accidente se trata de un asesinato ordenado por allegados del político con intereses disímiles.

El tratamiento visual del director, su ya conocida gramática narrativa que a unos escandaliza y a otros fascina (aquí estoy yo), contribuye a hacer de una trama en partes manida, un estudio interesante de tres personalidades, el curioso pero atormentado protagonista; una cosmetóloga y prostituta que abordaba el automóvil al momento del accidente (Nancy Allen, compañera de De Palma en esos años) y la más inquietante, la del asesino a sueldo que los acecha a ambos, un psicótico John Lithgow.

La evocativa música de Pino Donaggio realza la química entre Travolta y Allen, limpia todo lo demás, el feo y retorcido tema que aborda, la inmundicia que llena los pasillos de productoras fílmicas de nulo talento, noticieros y periódicos des informativos, edificios gubernamentales sin integridad ni honor y desfiles que conmemoran mentiras ocultas para el público; todo en esta historia está podrido y hiede, excepto el cariño y apreciación mutua que nace entre dos desgraciados. Y si su amor es tan fuerte que está condenado a aumentar exponencialmente hasta consumirse de súbito, para ambos queda un recuerdo del otro, enaltecido, inmortalizado, en imagen o en sonido.

Sin ánimo de dañarle el visionado a alguien o de predisponerlo, la escena final de esta película es de aquellas que se imprimen en las retinas, como una horrible pesadilla que golpea en donde más duele. Uno de los logros más grandes de De Palma.

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