Roman Polanski y su habitual colaborador en los textos, Gerard Brach, conciben este homenaje-parodia a las cintas de horror de la factoría Hammer.
Con una conseguida fotografía de Douglas Slocombe, una dispar pero provocativa partitura de Krzysztof Komeda y un grandioso reparto, estelarizado por Jack MacGowran en papel de anciano mentor y carismático, una preciosa Sharon Tate, y el mismísimo Roman Polanski como un torpe y soñador joven aprendiz.
Es obvio que la comedia no es el fuerte de Polanski, su habilidad se encuentra más en la creación avezada de atmósferas desasosegante u opresivas, sin embargo es rescatable su enfoque parodico y el slap-stick deudor del cartoon.
Dentro de los momentos memorables, están las escapadas de Shagal, las presentaciones de Von Krolock, su hijo Herbert, y el jorobado Koukol, y los tiernos momentos entre Polanski y Sharon Tate, quienes entablarían un romance en la vida real, que los llevaría al altar, tristemente por poco tiempo, luego del brutal asesinato de la hermosa actriz a manos de la sádica familia Manson.
“El baile de los vampiros” es un filme atípico dentro de la filmografia de Polanski (para muchos fallido) no obstante, contiene numerosos momentos simpáticos, y tampoco esta exento de esa inequívoca, placentera y fantasmagórica puesta en escena del director Polaco, con el que sus obras transmiten la magia, el poder, y el encantamiento necesario como para disfrutar dos horas de buen cine.
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