Ben Braddock ha vuelto a casa luego de graduarse, pero aun con un futuro incierto. En una fiesta organizada en su honor, el joven terminará por sucumbir al acoso de la esposa del socio de su padre, la tentadora señora Robinson, quien tiene además una hermosa hija, a quien Ben conocerá eventualmente, iniciando así un viaje catártico, de tropiezos, inseguridad e insatisfacción por la vida de las dos mujeres.
Una de esas cintas que ponen en el mapa la grandeza de un artista, en este caso la de dos, Dustin Hoffman y Mike Nichols, quienes construyen esta agridulce comedia, una obra emblemática de los 60s, que re definiría no solo el arte cinematográfico de la época, si no que también enseñaría el continuo avatar de la adolescencia, inmersa en aquella década de profundos cambios sociales.
Desde que inician las inmortales y cautivantes notas de “The sound of silence”, nos adentramos en el ofuscante día a día de Benjamín Braddock, un joven sin aspiraciones y envuelto en el acoso constante de los adultos, de sus padres, de los amigos de estos, y en especial de la Señora Robinson, una insatisfecha madre de familia en busca de algo más que una diversión pasajera.
Con la ya mencionada gran partitura del dúo Simon and Garfunkel, el sesentero y nostálgico diseño de producción de Richard Sylbert, la innovadora fotografía de Robert Surtees, el admirable trabajo de Nichols en la dirección de actores, y el renombrado, afligido y tímido personaje encarnado por el gran Dustin Hoffman; hacen de esta cinta un viaje iniciático por los hitos del séptimo arte. Un film jocoso, irreverente, y magnifico.
Una de mis películas favoritas. ¡Bravo por la nota! Acabo de enterarme de tu blog. Felicidades.
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